La hostilidad y el enfrentamiento caracterizaron los últimos días de agosto; ello debido a la paralización de los dueños de camiones que finalmente pasaron frente a La Moneda; también por la marcha de quienes nos oponemos a la reacción de la patronal (que incluyen a los mapuches que siguen batallando por sus históricas demandas) y por una nueva expresión de descontento de los estudiantes que logró movilizar unas 80.000 personas solo en Santiago.
Otro aspecto clave de la semana fue la subordinación mostrada por el gobierno ante la derecha más reaccionaria, frente a los empresarios que en definitiva son sus patrones. Finalmente, fuimos testigos de la específica represión hacia el pueblo mapuche, hacia nuestros jóvenes y contra el sector que manifestó su indignación por la violencia de los dueños de camiones que no solo insisten en aplicar la ley antiterrorista, sino que además exigen “orden” a cualquier costo, con tal de seguir con sus negociados, defendiendo sus privilegios de clase y su falaz transición a la democracia.